domingo, 27 de noviembre de 2016

La Vendée

La Vendée ya no existe, ciudadanos republicanos. Ha muerto bajo nuestro sable libre, con sus mujeres y sus niños. Acabo de enterrarla en los pantanos y en los bosques de Savenay. Siguiendo las órdenes que me habéis dado, he aplastado a los niños bajo las herraduras de los caballos, he destrozado a las mujeres que, al menos aquéllas, ya no parirán más bribones. No tengo un solo prisionero que pueda acusarme. Los he exterminado a todos. Un jefe de los bribones, llamado Désigny, ha sido ejecutado por uno de mis oficiales. Mis húsares tienen todos en la cola de sus caballos pedazos de sus estandartes. Los caminos están sembrados de cadáveres. Hay tantos que, en muchos sitios, forman pirámides. En Savenay hay fusilamientos constantemente, pues en todo momento llegan bribones que pretenden rendirse como prisioneros. Kléber y Marceau no están allí. No hacemos prisioneros. Haría falta alimentarlos con el pan de la libertad, y la piedad no es revolucionaria.
Informe al Comité de Salvación Pública del general Westermann, que recibió el sobrenombre de "El carnicero de los vendeanos".

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